Felipe Berríos perteneció a la orden de la Compañía de Jesús durante 45 años. (MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL DE CHILE).
Felipe Berríos perteneció a la orden de la Compañía de Jesús durante 45 años. (MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL DE CHILE).
BBC News Mundo

La Compañía de Jesús en expulsó al sacerdote Felipe Berríos, tras culminar una investigación sobre “hechos de índole sexual” y concluir que es “culpable de delitos contra el sexto mandamiento” cometidos con menores de edad.

“Luego de un largo proceso canónico, el Padre General de la Compañía de Jesús, tras haber estudiado los antecedentes recopilados, ha decretado la expulsión de Felipe Berríos de la Compañía de Jesús”, indicó la orden en un comunicado.

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Los jesuítas prohibieron a Berríos “el ejercicio público del sacerdocio y todo contacto pastoral con menores de edad durante un período de 10 años”.

La nota señala que la decisión cuenta con el aval del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la instancia de la Iglesia católica que vela por la integridad dentro de la institución.

La Compañía de Jesús explicó que la investigación se inició a partir de una denuncia presentada el 28 de abril de 2022. La pesquisa confirmó “la verosimilitud de hechos de índole sexual, denunciados por siete mujeres, que tenían entre 14 y 23 años cuando ocurrieron”.

Luego se investigó una octava denuncia y las evidencias fueron enviadas a la Curia General de la Compañía de Jesús en Roma, en mayo del año pasado.

La nota afirma que Berríos es “culpable de delitos contra el sexto mandamiento cometidos con menores de edad y de delitos de solicitación a pecar en contra del sexto mandamiento, durante o con ocasión de la confesión”.

El sexto mandamiento dice: “No cometerás actos impuros”.

“Como Compañía de Jesús, con humildad pedimos perdón a las víctimas, sus familias y cercanos por el dolor causado”, dice el comunicado. “Hechos como estos jamás deberían ocurrir”.

El sobreseimiento

La decisión de la justicia canónica se produjo a pesar de que el caso contra el sacerdote fue sobreseído por un juzgado chileno en junio del año pasado, luego de que el propio Berríos pidiera ser investigado para demostrar su inocencia por una denuncia de abuso sexual.

“La Compañía confunde a la opinión pública”, declaró Berríos este viernes al diario chileno La Tercera, al asegurar que el comunicado de los jesuítas es impreciso.

El religioso explicó que fue sancionado por cuatro casos. El más grave es “un supuesto abrazo dado en el año 2000, en el patio de una casa de retiros, al cual se le atribuye un carácter erotizado”, precisó.

“Las otras tres denuncias se refieren a supuestos contactos fugaces con los labios, rodillas, muslos o glúteos de las denunciantes”.

Sin embargo, asegura que “calificar estos hechos como ‘solicitación a pecar en contra del sexto mandamiento’ (...) no se condice con ninguna conducta que se me haya atribuido en este proceso ni en ningún otro”.

“Mi ruptura es con la jerarquía de una institución, no con el Evangelio”, dijo en referencia a su renuncia a la orden a la que perteneció durante 45 años.

"Estoy triste pero tranquilo”, añadió. “Durante todo este proceso he sufrido la opacidad del Vaticano y el ataque furioso de algunos usuarios de las redes sociales incluso antes de haber sido informado de la investigación”.

“También estoy tranquilo porque durante todo este período siempre me esforcé por no dañar a las denunciantes", añadió.

Sacerdote polémico

Felipe Berríos fue uno de los creadores de "Un techo para Chile", la iniciativa de conseguir aportes privados para construir viviendas básicas y combatir la marginalidad. Se replica en varios países de América Latina y El Caribe como "Un techo para mi país".

También fue columnista de El Mercurio, el diario más tradicional del país, donde en enero de 2009 publicó un polémico artículo en el que criticaba a los alumnos de las universidades privadas, ubicadas en barrios acomodados de Santiago, diciendo que se llenaban de conocimientos académicos sin tener contacto con la realidad del otro lado de la ciudad.

En junio de 2013, Berríos dio una entrevista a la televisora pública chilena en la que afirmó: "La Iglesia ha caído en un lenguaje de secretismo, de verdades a medias y la gente se ha acostumbrado a estar leyendo entre líneas".

En esa alocución también criticó a la sociedad chilena. Dijo que la élite vivía preocupada "de unos ritos sin contenido, (...) llenos de miedo y buscando una salvación, que Dios se las da gratuita, pero ellos quieren comprarla con buenas acciones".

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