Marco Quilca León

Matute tiene vida. El recinto vive de su gente y su fiesta, de sus sabores tradiciones y los dulces de antaño, de las jugadas y goles de . Es el corazón de La Victoria. Pero cuando se apaga, algo deja de latir en el hincha blanquiazul y viejos fantasmas traen los peores recuerdos.

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Emocionaba el golazo de Lavandeira luego de una nueva jugada bien construida, enamoraba esa carapulcra con sabor de casa y entusiasmaba nuevamente Matute lleno para ver a Alianza Lima. Todo era fiesta en el 1-0 sobre Alianza Atlético en La Victoria por la fecha 2 del Torneo Clausura. Pero el apagón de las torres de iluminación cambió todo. Sobre el minuto 56 de juego, las luces dijeron que el espectáculo había terminado. Se tuvo que reanudar este miércoles. Ya sin gente en las tribunas, el resultado no se movió y dejó al cuadro de Carlos Bustos como único líder.

Historia en sus sabores

“Estamos acá hace 20 años”, nos dice en medio de la humeante cocina, doña Juana, una de las tres hermanas Penalillo -junto a Yola y Olga- que llegaron a Matute gracias a su primo hermano Julio Penalillo, aquel volante aliancista que jugó al lado de Claudio Pizarro y Waldir Sáenz, entre otros. Llegaron para instalarse en la tribuna occidente con su restaurante “Del buen sabor” que ofrece comida criolla y no se fueron más. “Lo que más sale es la carapulcra con sopa seca”, añade. Como las hermanas Penalillo, otros restaurantes, con diversos platos, están a la orden en cada partido del equipo del pueblo.

Las cuatro tribunas convertidas en una fiesta popular; el gramado, en un campo de guerra. Si el hincha -hoy asistieron 25 mil, una cifra recurrente en el equipo blanquiazul- cumple en la previa con los papeles picados y durante el encuentro con los cánticos; el equipo de Carlos Bustos sale a enfrentar a sus rivales a cara de perro, con intensidad para recuperar el balón en campo rival y generar ocasiones de gol. Así llegó el 1-0 de Pablo Lavandeira en el tiempo añadido del primer tiempo (45′ + 3′) tras un centro de Hernán Barcos y previa asistencia de cabeza de Aldair Rodríguez, el jugador que quizá mejor represente a la hinchada. Cuando Aldair corre y lucha por cada balón, el hincha aplaude, valora, se identifica.

Sin luces

Con el 1-0 a favor, Alianza parecía estar camino a un nuevo triunfo, a una nueva fiesta. Parecía, pero no. A los 11 minutos del segundo tiempo una falla en las torres de iluminación hizo que el partido se paralice. Al inicio, el hincha, con el celular en la mano y la linterna prendida, hizo su show en las tribunas. Pero con el pasar de los minutos -se esperó hasta una hora- la sensación de descontento se apoderó de algunos que aún no saben si podrán asistir a la reanudación del encuentro que, en teoría, debería ser este miércoles a las 11 de la mañana -de acuerdo al reglamento-; es decir, en horario laboral.

Mientras algunos se acercaban a las cabinas de los periodistas ubicados en la tribuna occidente con la intención de saber, en tiempo real, lo que estaba pasando; otros dejaban sus asientos para emprender la marcha hacia la salida. En la cancha, de lo poco que se podía ver desde la tribuna, los íntimos de inmediato se colocaron sus casacas. Los sullanenses, sin esa vestimenta, no tuvieron más que meterse a los vestuarios luego de varios minutos de espera. Los blanquiazules los siguieron.

El ambiente hostil también se trasladó al campo de juego. El cuerpo técnico de Alianza Atlético no dudó en mostrar su inconformidad por la postergación aludiendo que tendrán que retrasar también su retorno a Sullana para su partido ante Stein este sábado. El cuadro norteño comunicó que continuará su planificación y viajarán este miércoles a primera hora, dejando en claro su postura de no continuar el encuentro.

El plantel de Bustos también sufre las consecuencias de un error que no es nuevo y debería mejorar. De hecho, el club había comprado 280 reflectores en noviembre de 2020 con tal de mejorar la iluminación en el estadio y así poder jugar los partidos de Copa Libertadores -lo viene haciendo en el Nacional por ese motivo-; sin embargo, hasta el momento no han instalado. El gerente de marketing de la institución blanquiazul, Diego Montoya, había dicho en mayo que se estaba buscando cambiar las torres de iluminación, pero no se hizo. “En los partidos de noche siempre paraba vibrando esas torres”, dice un hincha que asiste religiosamente a tribuna occidente cada vez que juega Alianza.

Se intentó arreglar el problema, pero fue imposible. La fiesta que abrigaba a los aliancistas en el estadio de Matute, embrujados con los exquisitos aromas por la venta de comidas en cada tribuna, se acabó por un problema técnico que debe ser solucionado de manera urgente. El hincha cumple, llena el recinto, por ende no merece pasar por situaciones fortuitas como las que ocurrió este martes.

Se intentó arreglar una y otra vez el problema. En el campo, algunos jugadores, con casaca para mitigar el frío limeño, intentaban calentar por si en algún momento tocaba reanudar. Pero fue inutil. El partido se postergó.

Capitulo 2: sin gente

Como manda el reglamento, el Alianza Lima vs. Alianza Atlético se reanudó este miércoles a las 11 de la mañana, pero sin hinchada en las tribunas. El bullicio, la fiesta que se vivió hace algunas horas, apenas este martes por la noche, se había esfumado. Se podían escuchar los reclamos de los jugadores, los pedidos de los técnicos... todo. Parecía, por un momento, que el fútbol volvió a esta etapa pandémica en la que el hincha tenía que alentar a su equipo desde casa.

El resultado no se movió. Se quedó en 1-0, aunque Alianza Atlético tuvo un par de ocasiones para empatar. El más claro: el remate al travesaño, previa salvada milagrosa del portero Franco Saravia, del colombiano Roger Torres. Pero el problema de anoche apagó incluso las ideas de algunos que venían jugando bien como el habilidoso extremo de la visita, Carlos Ruiz, de 20 años que está cedido de Sporting Cristal.

El “partido más largo” del año ha culminado. Tuvo fiesta en su inicio, problemas en el medio y un final feliz para el equipo íntimo que suma cuatro victorias al hilo y un puntaje perfecto en el Clausura. Pero hay más detrás. Los 25 mil hinchas que acudieron el martes por la noche a Matute deben recibir una compensación por lo sucedido. Y el club debe solucionar el problema luminario en el estadio. No es la primera vez que ocurre, todos esperan que sea la última.