César Acuña Peralta y el libro publicado por el sello Aguilar.
César Acuña Peralta y el libro publicado por el sello Aguilar.
Pedro Ortiz Bisso

Desde las profundidades de su 2,6% de preferencias -según el simulacro de El Comercio-Ipsos-, consecuencia de una campaña sin brújula y escasos bríos, el señor César Acuña ha vuelto a ser noticia. Pero lo ha hecho de la peor forma. Porque la denuncia que ha presentado en Indecopi contra Penguin Random House y el periodista Christopher Acosta es un atentado contra la libertad de expresión.

Acuña aduce que la frase “Plata como cancha” le pertenece –sus abogados afirman que la inscribió en julio del año pasado- y por ello el libro escrito por Acosta, que lleva el mismo nombre, debe dejar de publicarse. Es decir, bajo la justificación de un tema de marca, quiere neutralizar la investigación del periodista de Latina.

Haría bien el señor Acuña en identificar quién le aconsejó tamaño despropósito y, de inmediato, alejarlo de su círculo. El trabajo de Acosta es un recorrido minucioso y documentado por la trayectoria de quien tras convertirse en un exitoso empresario del sector educación, le dio forma a una agrupación política que alcanzó dimensión nacional luego de arrebatarle al Partido Aprista el control del llamado ‘sólido norte’. Es una investigación puntillosa y, como tal, áspera e incómoda para un hombre que pretende convertirse en presidente del país.

En las ocasiones en las que se lo confrontó con esta publicación, el candidato de Alianza para el Progreso había mostrado correa, aunque sin dejar de negar la veracidad del contenido. ¿Por qué cambió de opinión? ¿Acaso para que los reflectores de la campaña vuelvan a fijarse en él? Si esto último fue lo que pensó, ha cometido un error garrafal. Como sucede en estos casos, su denuncia solo aumentará el interés por el trabajo de Acosta y probablemente pasará gran parte de sus intervenciones públicas hablando del caso y no de lo que, imaginamos, es lo que más le interesa: su candidatura presidencial.

Además, el señor Acuña ha abierto una puerta peligrosa para cualquier persona que pretende convertirse en mandatario de un país. Si es capaz de utilizar estas jugadas legales como candidato, ¿a qué recurrirá cuando escuche voces que no le gustan si en caso llegara a ser presidente?

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