Maurizio Cavani

La variante EG.5 del SARS-CoV-2, perteneciente al clado de , viene posicionándose como la variante dominante en el mundo. Tras un anuncio de la , EG.5 ha obtenido el título de “variante de interés”. Esto significa que, en el contexto de la pandemia del , no tiene grandes cambios en cuanto a la transmisibilidad o evasión inmunológica.

¿Es necesario alarmarse? En realidad, no. Observando el progreso de esta variante en números no se ven grandes cambios estadísticos, por lo que seguimos estando en el punto más bajo de infecciones y decesos diarios. Sin embargo, en cuanto a la evolución del mismo virus sí hay ciertos temas relevantes que vale la pena comentar.

Para las personas que han recibido las vacunas correspondientes (vacuna bivalente, de preferencia), la preocupación por la aparición de nuevas variantes debe ser mínima. Ya es muy diferente si es que no se cuenta con ellas. Aparentemente, el virus se ha debilitado con tantas mutaciones y ahora la inmunidad natural sí es capaz de combatirlo, tal y como combate al virus del resfriado común. Con esto no quiero decir que no tenemos que preocuparnos por ello, porque, si bien puede ser una tendencia hacia la extinción del mismo virus, también podría deberse a un largo proceso de adaptación.

Concerniente a la estructura-función de la proteína ‘spike’ (esto es, de la proteína que permite el ingreso del patógeno a nuestras células), el virus ha retrocedido unos cuantos pasos modificando su estructura con mutaciones leves o de poca o ninguna importancia. La transmisibilidad, que en términos biológicos se refiere a la afinidad por la proteína receptora del hospedero, ha sido medida para las diversas subvariantes de ‘clado ómicron’ dando como resultado diferencias no significativas. Evolutivamente hablando, ya no hay más especiación (se dice cuando un único linaje se divide en dos o más debido a cambios en el material genético), sino una evolución lineal en una misma rama del árbol, que es la ómicron.

Asimismo, con respecto a la evasión del sistema inmune, las nuevas mutaciones no disminuyen la respuesta humoral (por anticuerpos) o celular (especializada por glóbulos blancos). Por esta razón, la nueva generación de vacunas bivalentes que contienen la secuencia base de la proteína ‘spike’ de la primera variante identificada de SARS-CoV-2 y de la primera variante del ‘clado ómicron’ (esto es, la que abrió todo el abanico de subvariantes que se conocen hoy en día, como BA.2, BA.3, BA.4, BA.5, XBB.1, etc.), son efectivas y producen la inmunidad necesaria para afrontar la enfermedad leve y moderada, y prevenir al 100% la enfermedad grave.

Ahora bien, ¿qué debemos hacer? Las campañas de vacunación están en curso; sin embargo, hay una baja respuesta de la población global debido a que se malinterpretó el mensaje emitido por la OMS sobre el fin de la emergencia global. Nuestro Estado y, en general, todo el mundo no ha parado de vacunar y los laboratorios designados tampoco han parado la vigilancia genómica. Todos estos esfuerzos son para prevenir el incremento de casos de enfermedad leve y moderada, y no porque estemos esperando la venida de una potencial variante que nuevamente haga temblar a los sistemas de salud. Mi consejo es no bajar la guardia y vacunarnos todos. Cuando uno se vacuna se protege a sí mismo, pero también al resto.

Maurizio Cavani es biólogo computacional. MSc. UPCH